¿HASTA QUÉ PUNTO ES POSIBLE Y DESEABLE LA SUSTITUCIÓN DEL HOMBRE POR LA MÁQUINA?
La eliminación del esfuerzo físico como fuente de energía en el proceso de producción lleva ya varias décadas en marcha. Las fábricas sin operarios en las líneas de envasado y paletizado, y las carretillas elevadoras sin conductor, han dejado de ser un fenómeno raro para convertirse en una tendencia irreversible. Impulsado por imperativos económicos -aumento de la productividad, reducción de los costes de producción, simplificación de la organización del trabajo, reorientación hacia las actividades principales de la empresa-, este fenómeno va a acelerarse aún más a raíz de la crisis sanitaria.
Cuanto más rápido avance una empresa hacia la automatización de las tareas serviles, más probabilidades tendrá de mantener el mismo nivel de empleo. La sustitución de personas por máquinas para realizar tareas auxiliares no productivas es un acelerador del crecimiento que favorece la contratación o el traslado de personal a puestos vinculados a la actividad principal de la empresa.
Al reducir los costes de producción y concentrar la gestión de la mano de obra en tareas de producción de alto valor añadido, se consiguen ahorros sustanciales que reducen los costes de producción y hacen que la empresa sea más competitiva y, por tanto, más atractiva en el mercado.Sin embargo, en esta nueva organización ya no es posible dejar la más mínima tarea al azar, ya que el robot y la herramienta carecen en gran medida de cualquier noción de iniciativa.
Por ejemplo, la reposición de un almacén de consumibles debe calcularse y planificarse; los esquemas de paletización deben diseñarse y programarse. Por último, los incidentes relacionados, por ejemplo, con productos caídos al suelo y mal estabilizados, pueden provocar una desorganización total de la cadena de producción y una parada de la producción.
Descubra cómo un importante fabricante escandinavo de ingredientes alimentarios consiguió automatizar totalmente el final de su línea de producción.
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